La epidermis, tejido en constante renovación, representa un verdadero sistema cinético en el cual la célula se divide, emigra, se diferencia y mueve, para todo ello, precisa un complejo sistema de vascularización e invervación que es preciso conocer.
VASCULARIZACION
La vascularización cutánea controla la temperatura corporal, condiciona la presión sanguínea y transporta los elementos nutritivos a la piel, así como todos los elementos que implicarán una respuesta a cualquier proceso infeccioso, inflamatorio o inmune. La red vascular varía según la zona, el grosor de la dermis, presencia de anexos o estructuras vecinas.
La circulación de la piel adopta una disposición poco común que se acomoda a las diferentes necesidades funcionales: nutrición de la piel y anejos, incremento del flujo sanguíneo para facilitar la pérdida de calor cuando se eleva la temperatura y el descenso de flujo para evitar la pérdida de calor cuando hace frío, manteniendo una adecuada nutrición.
Las arterias nutritivas de la piel están situadas profundamente, en la hipodermis, desde donde se originan ramas que ascienden y forman los plexos anastomóticos. No existe vascularización a nivel de la epidermis, ésta se nutre a través del plexo de la papila dérmica.
Existe un plexo profundo situado en la unión dermo-epidérmica y se conoce como plexo cutáneo, existiendo un plexo más superficial situado por debajo de las papilas dérmicas, conocido con el nombre de plexo papilar.
Las ramas del plexo cutáneo vascularizan, el tejido adiposo de la hipodermis, a los tejidos conectivos más profundos, a los folículos pilosos, glándulas sebáceas y sudoríparas situadas profundamente.
El plexo papilar irriga la parte superior de la dermis y a las redes capilares situadas alrededor de los anejos cutáneos, originando también un asa de capilares en cada una de las papilas dérmicas.
Las estructuras vasculares cutáneas comienzan a diferenciarse en la vida embrionaria, constituyendo los capilares sanguíneos y de ellas procederá las porciones arterial y venosa.
—Los capilares están constituidos por una pared de una sola capa de células que a través de ellas pasan las células hemáticas realizando los intercambios metabólicos, por lo que la velocidad de la circulación capilar estará en relación con las necesidades nutritivas de la zona.
—Las arteriolas poseen una capa muscular de diámetro mayor que la de los capilares. Regulan el aporte sanguíneo a la piel, desde las arterias más profundas mediante un mecanismo de contracción y dilatación, por lo que tendrán gran importancia en la termorregulación.
—Los glomus son anastomosis arteno-venosas que se encargan de permitir la rápida circulación entre estos vasos. Su estructura es entre arteriola y vénula, estando ricamente inervados por el sistema nervioso simpático que controla su actividad de termorregulación local.
En la dermis de los dedos de las manos y pies, y de otras zonas periféricas expuestas a un frío excesivo, como los pabellones auriculares, el flujo en las comunicaciones arterio-venosas parece estar controlado por estas estructuras denominadas glomus.
—Las venas son de diámetro mucho mayor, de pared más delgada, su misión es retornar la sangre. Los plexos venosos se disponen de manera paralela a las arterias.
—Los capilares linfáticos forman un plexo situado bajo la epidermis y se corresponden con los del sistema vascular sanguíneo. Su función es la de retirar del tegumento cuantas sustancias y o células lo precisen.
INERVACION
La piel es el elemento que relaciona al individuo directamente con su medio externo, proporcionándole un sistema complejo de sensaciones y diversas formas de relación.
Mediante una descripción anatómica se observa en la piel un plexo subcutáneo en la parte profunda de la dermis, y un plexo dérmico situado por debajo de la epidermis. Estos plexos contiene fibras neviosas sensoriales y fibras simpáticas de nervios motores destinadas a inervar los vasos sanguíneos dérmicos y los anejos cutáneos.
Nervios sensoriales
Las sensaciones de tacto, presión, temperatura, dolor y prurito son recibidas por millones de microscópicas terminaciones nerviosas localizadas en dermis. La presión y el tacto son captadas casi específicamente por unos corpúsculos nerviosos llamados de Vater-Pacini (presión) y Meissner (tacto), denominadas terminaciones corpusculares. La temperatura y dolor, e incluso el prurito que debemos interpretar como forma leve de dolor, son recibidas por fibras amielínicas que terminan en dermis y alrededor de los folículos pilosos, llamadas terminaciones nerviosas libres.
Las terminaciones sensoriales son más numerosas en zonas de piel lampiña como palmas, plantas y dedos, así como en áreas mucocutáneas erógenas: boca, labios menores, clítoris, pene y pezones.
Nervios motores
Existen fibras simpáticas que inervan las arterias, produciendo vasoconstricción, los músculos erectores del pelo se contraen produciendo la conocida «piel de gallina» y la contracción de las glándulas sudoríparas determinan la excreción sudoral, y las fibras parasimpáticas que inervan las glándulas ecrinas. Por lo tanto, las glándulas sudoríparas ecrinas reciben doble inervación: la parasimpática o colinérgica. que será responsable del sudor en toda la superficie corporal, importante en la regulación de la temperatura cutánea, y la simpática o adrenérgica, que determina el sudor palmar en los momentos de mayor tensión nerviosa.